reportaje fallas 2021

Un año tan bueno era difícil de repetir y en cierta medida 1993 es un año flojo. El primer puesto a Convento con la “mantis viajera” de Villanueva huele demasiado a regalo por el centenario de la comisión. Eso sin dudar de la espectacularidad de la enorme mantis. También es cierto que aunque en la plaza del Pilar repetían los aclamados Monterrubio, su nueva falla “De enero a diciembre” con la pitonisa sentada sobre un orinal y cuatro figuras de mujeres que representan a las cuatro estaciones no causó el mismo impacto o admiración que el año anterior, pese a que el nuevo estilo parece ya definido y en ese sentido se consolida.

Na Jordana y Santaulalia arriesgaron ese año con “Ojo, que la están peinando”. Quizás viendo el éxito que tuvo artista y comisión en 1986 con “El barrio” se vuelve a una falla costumbrista, pero ahí acaban las coincidencias. Esta falla de 1993 sería una falla dentro de una falla porque el catafalco tradicional queda situado como en una especie de plaza de un pueblo con sus casas y sus habitantes. Una idea original. No será la última vez que los del Carmen jueguen con el espacio del que ahora sí disponen para hacer una falla a lo largo y ancho del mismo. Supongo que los de Na Jordana se quedarían despagados con un tercer premio que les sabría a poco, pero al año siguiente se iban a resarcir con creces con una falla de antología firmada por el maestro Santaeulalia. “El veneno del teatro” (1994) del cual impresiona ese Shakespeare que supone uno de los bustos más bien hechos y más icónicos de la década de 1990.

Ese 1994 los Monterrubio deciden tomarse un año sabático en cuanto a la Especial y su puesto lo cubre un veterano Alfredo Ruiz que había evolucionado mucho a lo largo de su trayectoria. Esa evolución ya se vio reflejada en su falla en esta comisión en 1982 con “Naturalea morta”, pero doce años más tarde con “Ilusiones que no falten” -un enorme prestidigitador que se come toda la falla- roza ya una abstracción que en años sucesivos sería una de sus características principales. Quinto premio se llevó esta obra tan diferente del resto.

En 1994, pues, no se puede hablar de duelo entre los del Carmen y los del Pilar. Sin embargo la falla que pudo hacer saltar la banca ese año fue la increíble “Años de vacas flacas” de Pepet en Merced con esa espectacular pobre vaca famélica y exprimida encima de la cual figuran, en el remate, Felipe González, José María Aznar y Vicente González Lizondo. Una sátira descacharrante, brutal… con el riesgo marca de la casa y que el año anterior (alguna vez tenía que pasar, le jugó una mala pasada). Es una pena que una comisión tan querida como Merced en los años que estaba para ganar -dentro de estas dos décadas- tropezara con un fallón de Na Jordana o Pilar.

1993-99: la rivalidad artísTica entre Pilar & Na Jordana llega a su máximo apogeo entre Monterrubio y Santaeulalia y en duelos directos vence el primero con 4 triunfos y el segundo con 3

En 1995 las aguas vuelven a su cauce y el duelo Na Jordana-Pilar regresa por todo lo alto. Na Jordana, con una falla que valoro más, cada vez que la vuelvo a ver en fotos “Ací es Hollywood”, claro homenaje al cine, con numerosas caras conocidas de figuras del séptimo arte.

Julio Monterrubio volvía al Pilar y quedaba segundo bajo el lema“Con los niños no se juega”. El tema es importante y está bien tratado, pero quizás a nivel de monumento da la impresión de haber demasiados huecos compositivos o ‘aires’, tal vez en aras a la estilización del monumento. Aún así es una obra apreciable.

No podemos cerrar 1995 sin mencionar el fiasco de Convento: un derroche presupuestario con una falla ultrafuturista difícil de saborear. La falla es una secuela de la exitosa mantis viajera del año 2093 (que ganó el primer premio en 1993) e incluso podría formar con “El templo del hombre” una trilogía. Una gigantesca grúa preside esta falla que no entra por la vista. No será la última falla futurista y compleja de Villanueva en esta comisión. En retrospectiva da la impresión de que a la comisión le interesaba tanto o más epatar, impresionar que ganar. Creo que no habrá mucha duda en que este 1995 Na Jordana y Pilar fueron, de largo, las mejores fallas de Especial, pero en absoluto están entre las mejores que dichas comisiones plantaron en la década de 1990. En 1996 ya no se puede hablar en estos términos.

En 1996 se recrudece la lucha entre ambas comisiones con dos fallas extraordinarias. Es un tópico, pero cualquiera de las dos merecía ganar. Solo podía ganar una y lo hizo la de Julio Monterrubio en el Pilar. La verdad es que “Fuera de la ley” puede ser el cénit de los Monterrubio en Especial. Una de sus mejores fallas sin duda alguna. Los rostros caricaturizados de los personajes salidos del Far-West americano son geniales, además de desternillantes. Es una alegoría de un duelo entre González y Aznar. Éste último está especialmente bordado.

Una falla espectacular como digo, que coincidió con otra también fabulosa de la “eterna rival” y es que Santaeulalia compuso una “Toccata e fuga Op. 43” que 9 de cada 10 veces habría ganado de calle a cualquiera. Como consuelo, la falla de los Beatles y Mozart, con escenas en los bajos como la de Aznar (¡cuánto juego dio a las fallas!) tocando el órgano con el pie, ha quedado como una de las más icónicas de la comisión en esta década y es recordada por todo buen aficionado al monumento fallero.

De todas formas Santaeulalia estaba en vena, como lo demuestra su mejor falla -con permiso de la de Shakespeare- que plantó jamás en la Especial. “De la festa, la vespra” (1997) son palabras mayores, menudas dos figuras, las del rey moro y las del rey cristiano. De hecho a la falla se le conoce popularmente como “la de moros y cristianos” y es una visión caricaturesca de las fiestas locales, naciones e incluso internacionales. Este pedazo falla monumental, perfecta, barroca y grotesca a la vez, impidió el triunfo de una soberbia Merced con el binomio Latorre y Sanz como debutantes en la Especial y que con “El gran premio nacional” con el ministro Álvarez con su casco y el remate espectacular de Aznar y Ana Botella en la moto y el sidecar suelto donde van hacia el precipicio Pujol y Arzalluz, en otras circunstancias podía haber levantado un triunfo que se le resiste desde el lejano año 1972 con la “Contaminació” del coloso Salvador Debón. En 1997, por otra parte, Monterrubio se tomó otro año sabático en la Especial. Aún así Pilar compitió bien con el veterano Martínez Mollá, terminando tercero con “Che, quin especta-cul”.

La década de 1990 iba tocando a su fin. Los dos últimos años de la misma se saldaron con el retorno de los Monterrubio al Pilar y sendos triunfos sobre Na Jordana, donde por supuesto seguía, Miguel Santaulalia.

En 1998 además Merced se intercaló nuevamente entre las dos grandes con un meritorio segundo puesto, de nuevo con Latorre y Sanz y su “Te VE de 9?”.

El Pilar ganó de forma poco o nada discutida con una falla muy bonita, muy pastel (si se me permite). “Érase una vez” era el título y la figura más destacada era la “bella durmiente” fallera valenciana. Muy conseguida también la figura de Maléfica y en el remate unos bufones trompetistas dan más espectacularidad a una falla de las que probablemente más guste a los seguidores de Monterrubio y en general a la inmensa mayoría de visitantes que contempló esta preciosidad.

“El crepúsculo de los dioses” (1998) en Na Jordana con personajes de la antigua Grecia como Baco y Atenea, a modo de sátira de personajes conocidos de la actualidad y de la política valenciana y española, se tuvo que conformar con el tercer puesto.

Pienso que la falla de Na Jordana de 1999 superaba en mucho a la del ejercicio anterior y era -habría sido- muy seria candidata a llevarse el primer premio. No fue así. Nunca se sabrá que hubiese pasado si la adversidad meteorológica no se hubiera cebado con el traje de la figura principal de la falla, la mujer carnavalera, pieza angular de “¿Carnestoltes?…¡Moltes voltes!”. De cualquier modo la profesionalidad de Santaeulalia hizo que su falla tuviera un acabado muy bueno y cualquier foto global de esta falla no da cuenta de problema alguno, pero claro, a estos niveles cualquier detalle no se pasa por alto, máxime si su gran rival, el Pilar planta -como así fue- una falla soberbia y además no se ve afectada por el agua. Curiosamente ambas fallas tenían un tema similar. Los Monterrubio presentaron su “Baile de máscaras”. La figura principal de la falla, la de la mujer presumida, es colosal. Me gustó mucho más que la bella durmiente del año anterior, y el resto de la falla también. Fue una falla perfecta, tal vez la mejor -junto con la del Far-West- de Monterrubio en esta comisión, para despedir una década gloriosa, puesto que obtuvo 4 primeros premios y 2 segundos premios, de 6 participaciones, pues en 1994 y 1997 “descansó”. (continuará…) Edición: Carlos Vivó.

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