Me gustaría aclarar antes que nada que soy un mero aficionado al monumento fallero, tan apasionado, como incompetente respecto a los conceptos artísticos que rigen la mayor calidad o no de una falla, elementos en mi modesta opinión, muchas veces subjetivos. Escribo, pues, como aficionado de a pie que desde hace casi 40 años no se ha perdido el sagrado recorrido a pie de la Sección Especial de las fallas de Valencia.
El marco temporal sobre el que voy a opinar son las décadas de 1980 y 1990. Cualquiera que tuviera la ocasión de vivir estas dos maravillosas décadas para las fallas, a nivel de monumento, -en concreto de falla grande-, no puede escapar al hecho de la apasionante lucha que casi todos esos años dirimían por el primer premio de la Sección Especial la comisión más importante del barrio del Carmen y la del barrio de Velluters.
Un dato frío da buena muestra de ello: en la década de 1980 “jordaneros” y “pilaricos” se hacían con 4 primeros premios de la Sección Especial, y en la década de 1990 se repetían exactamente estos mismos guarismos. El dato es tremendamente revelador de la superioridad (al menos en primeros premios) de estas dos comisiones sobre el resto de la competencia en Especial. Llama la atención que Convento Jerusalén entre 1980 y 1999 tan solo obtuvo un primer premio en Especial, el de 1993. Y eso, a pesar, de que hubo muchos años que igualaba o a veces superaba a las dos comisiones antes citadas.
Centrándonos en los artistas protagonistas de este “duelo a muerte” de las últimas dos décadas del pasado siglo, hemos de significar a Vicente Agulleiro y a Julio Monterrubio como baluartes para los del Pilar y a un mayor reparto para la comisión del Carmen: el propio Agulleiro, Manolo Martín, Agustín Villanueva y sobre todo a Miguel Santaeulalia Núñez.
1980-82: Agulleiro-Martín destacan en Na Jordana
La década de 1980 comienza directamente con la falla que marcó definitivamente mi pasión, mi alucine con los monumentos falleros. Tenía 8 años e iba con mi padre a ver las fallas principales, y al detenernos en la calle Na Jordana (porque en esa propia calle plantaba aún dicha comisión) no daba crédito a lo que veían mis ojos: ¡un tiovivo en movimiento dando vueltas sin parar! ¡con los políticos importantes de la época como el entonces presidente Adolfo Suárez subido en uno de los caballitos! Muchos años más tarde me enteré de la polémica con el ninot que representaba a Jomeini, al que por miedo a represalias de radicales, decidieron tapar la cara. ¡Y es que el ayatolá también iba en ese tiovivo! Me impresionó también que en la demarcación de la falla, en uno de los balcones anexos a la misma, también figuraba un personaje que creo recordar que llevaba una escoba. El efectismo del movimiento de la falla más el aprovechamiento de un balcón para rellenarlo con un ninot me dejó altamente impresionado.
Con el tiempo creo que la falla es recordada igualmente por el remate de la misma “la dama meciéndose en la silla” (en alusión a la fragilidad de la incipiente democracia en España) y también la experiencia de años viendo fallas te enseña que la moda de estos años del movimiento de partes de la falla, fue eso, una moda, un efectismo del que posteriormente se prescindió, supongo que por considerarlo un elemento ajeno a lo que debía ser una falla. Sea como fuere a mí, siendo un niño, me maravilló.
El artista que plantó esta maravillosa falla icónica se llamaba Vicente Agulleiro, cosas de la vida, artista que amargó luego a Na Jordana, fichando por su archirrival Pilar y con la que se alzó con tres primeros premios consecutivos, y la friolera de cuatro primeros y un segundo, desde 1983 a 1987.
Son los años del mejor Agulleiro, el artista de Burjassot que se caracterizó por un gran realismo, importancia de las escenas relacionadas con la fiesta, estilo clásico y un pulcro academicismo. Todo ello, como es normal a estos niveles, combinado con la espectacularidad de sus remates.
También es importante destacar a Rafael Gallent que fue quien recuperó el movimiento de los ninots. En este año 1980, al igual que en 1981 el Pilar quedó cuarta, con el excelente artista José Martínez Mollá, quien previamente les dio dos triunfos en los años 1977 y 1978 (además de ganar también con Ferroviaria en 1973). Sin embargo la mejor época en premios del longevo Martínez Mollá había pasado. Eso sí, años después haría excelentes fallas en la Plaza del Ayuntamiento.
En estos primeros años 80 una comisión se había “colado” con los más grandes, Av. Antic Regne de Valencia-Maestro Serrano, conocidos en éste, su gran momento de gloria, la falla de “los millonarios”, al amparo de Vicente Martí, de los cines Martí. No tuvieron demasiada suerte con los artistas que la pifiaron, o mejor dicho les torearon en más de una ocasión, pero en 1981 dan en la diana con José Luis Ferrer y su remate de Beethoven representando la sordera del gobierno español incapaz de oír los problemas de Valencia.
Agulleiro seguía sólido en Na Jordana con un segundo puesto, pero por razones que desconozco en 1982 no planta en Especial y, eso sí, obtiene ninot indultat en Zapadores con una “dama del columpio” similar a la que remató su triunfo en Na Jordana en 1980. Vemos, pues, el iconismo de esta pieza, refrita o imitada en muchas ocasiones a lo largo de los años. En 1982 Na Jordana acierta de pleno con el fichaje de Manuel Martín López y sus “pecados capitales”. Excelente falla y merecido primer premio. El problema es que se veía que en esa demarcación un fallón de esas dimensiones acarreaba un serio peligro a la hora de la cremá, por lo que fue la última falla que se plantó en la calle Na Jordana, pasando desde entonces a plantar en la Plaza Portal Nuevo-Calle Salvador Giner. (continuará…). Edición: Carlos Vivó.
ENLAZAR CON LAS OTRAS PARTES DEL REPORTAJE… 😀